sábado, 5 de marzo de 2011

Los antros de Praga

Ayer conocí uno de esos sitios que aquí llaman "clubs", pero que para mí son discotecas.
Después de cenar fuimos a una tetería, nos tomamos un té y nos fumamos una sisha, cuyo nombre original es Narguile. No es como las teterías de Madrid, en las que estás un poco apretujado. Esta es muy espaciosa, te sientas en el suelo con unos cojines y unas alfombras y te tienes que descalzar antes de entrar a la zona de tomar el té. Es algo (descalzarse) que les gusta mucho a los checos, incluso en sus casas. Eso sí, no hay espectáculo de danza del vientre como en Madrid.
Al salir de la tetería, fuimos a casa de unos amigos (checa + italiano). Nos descalzamos de nuevo y nos estuvimos tomando unas cervezas y nos estuvieron enseñando en youtube un espectáculo que hicieron por el 600 aniversario de la torre del reloj astronómico. Hicieron un espectáculo de proyección de luz sobre la torre impresionante:



Resulta que hoy mismo lo van a volver a proyectar, así que ya tenemos plan para esta noche.
Cuando salimos de la casa, ya solo quedábamos 3, y queríamos ir a una fiesta Erasmus que había, pero cuando llegamos al sitio, nos dijeron que estaba lleno, y que no nos dejaban entrar. Nos pusimos dignos y dijimos que si no nos querían allí, nosotros tampoco queríamos estar. Así que decidimos ir al centro.
Y allí es donde me llevaron al sitio que da nombre a este post. Llamado Chapeau Rouge, es un sótano cuyo aspecto podría ser el de cualquier garito de Malasaña, pero que tenía una gran diferencia. La música. No salimos del house techno dance, bueno, del chumba chumba. Comparado con aquello, las últimas horas del Truck o la música de sitios como el Sideral en Madrid son música celestial. Y la fauna por allí presente, pues os la podéis imaginar. Aguantamos un rato allí, se tomaron unas cervezas y empezamos la vuelta a casa, que hoy hay que hacer algo de provecho.

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